martes, 27 de marzo de 2012

(L:) He says he’s not good with words, but i’m worse.


 Pero a veces no viene mal intentar decirlo.

Tenemos muchas cosas en la cabeza. Ideas, sentimientos, pensamientos, preocupaciones…
En nuestra cabeza, sólo para nosotros. Tanto las guardamos, y durante tanto tiempo, que ya no sabemos cómo hablar, ni si hacerlo… O simplemente no pensamos en ello.

Sin embargo decirlo puede ser lo que necesitamos.
Como esto.
Me está costando mucho poner mis pensamientos en orden. Saber qué quiero decir, cómo; ponerle orden, medir las palabras…
Aunque tampoco haría falta. Di en voz alta lo que pienses en cada instante. Grita todo lo que pienses y lo que sientas. No importa que sea descolocado, sin sentido, o que ni conjugues los verbos. Lo importante es decirlo.

                    
 Una palabra puede bastar, o dos; media frase, o incluso un texto entero.






Porque ¿De qué sirve sentirlo, si el mundo no puede saberlo? ¿De qué sirve pensarlo si no vamos a decirlo? ¿Para qué pararnos a pensar si todos esos pensamientos van a caer en el olvido?




Si no se dice, no tiene porqué ser menos real, pero lo parece.
Si no lo decimos parece que esté más difuso el si existe en realidad.
Si no lo queremos decir en voz alta, es porque le tenemos miedo.
Hay algo a lo que tenemos miedo.
Si no lo decimos, puede que no terminemos de sentirlo.
Puede que si no lo decimos, no estemos convencidos de si lo sentimos.




No  importa lo mal que se nos den las palabras, no importa que no sea un discurso ensayado, no importa que las palabras se atropellen. Todo eso da igual.

No importa decirlo en voz alta, gritarlo, escribirlo, susurrarlo, contarlo o pintarlo… Lo importante es que se sepa.


Lo importante es decirlo.




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